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Duerme conmigo, mamá

Colecho

Cuando me convertí en madre comprendí muy pronto que tenía que seguir mi instinto, escuchar mi voz de madre y sentir a mi bebé para que ambos estuviéramos bien, para que ambos fuésemos felices. Y así fue cómo comencé a hacer colecho, y así fue cómo comencé a escuchar la voz de mi bebé.

Estos podrían ser los sentimientos de cualquier bebé, y para descubrir la voz de una mamá no dejéis de leer hasta el final.

Está casi oscuro, solo hay una luz suave, es agradable, no es como la otra luz que hay a veces. Esta es la luz del silencio, de cuando todos callan, de cuando todos están quietos. Si gimo un poco ella aparecerá. Siempre viene. Me muevo, los dedos, las manos después, aún no me acostumbro a tener tanto espacio. Las piernas ahora, pero todavía no sé muy bien cómo hacerlo. Gimo, me siento vacío, solo, no me gusta sentirme así, sin ella. Todo ha cambiado, ya nada es igual. Antes siempre estábamos juntos, siempre. Sólo éramos ella y yo, pero ahora no. Siento que mis ojos se humedecen, los cierro y las lágrimas los llenan, los desbordan, y sé que ella tiene que saberlo. Lloro, lloro con toda la pena que soy capaz de sentir en tan pequeño cuerpo. Su mano aparece. Ya viene, pienso, ya está aquí. Pero soy incapaz de calmar mi llanto, aún no sé hacerlo, no sé qué hacer con tanta pena, la necesito a ella.

Entonces me coge, me siento bien, es ella. Su olor, sus brazos, el beso en la frente. Me susurra, me calma, me abraza. Me pega a su cuerpo, escucho su corazón, ese sonido que siempre estaba antes y ahora de vez en cuando aparece. Me acerca aún más. Y sacia mi hambre, mi pena, mi soledad, me da la teti. Ya me siento mejor. Ella sabe hacerme sentir bien. Solo ella. Podría estar aquí siempre, así, cerquita de ella, sintiéndola como hasta hace poco lo hacía. Se está tan a gusto aquí con la teti, tan tranquilo que no quiero separarme. Ya está todo en calma, ya pasó, cierro los ojos, duermo. Todo se oscurece. Todo está en silencio. Duermo. Siento que sus brazos se mueven y con mucha suavidad me deja de nuevo en esa pequeña cama, alejándome de ella. No, por favor, no lo hagas. No me dejes aquí solo de nuevo. Cuando no te tengo me siento tan triste.

Lloro de nuevo y ella se queja, resopla, eso lo hace siempre cuando está cansada, ya lo he aprendido porque lo hace a menudo. Yo también estoy cansado, de estar lejos de ella. Noto que me coloca sobre su pecho, la huelo, la siento, vuelve la calma, me quedo quieto, esperando que no me separe, muy despacio me pone sobre la cama, a su lado, entre ella y papá. Me mira, la veo, entre penumbras, pero la veo. Me seca las lágrimas con sus dedos, acariciándome, mientras sonríe y me habla. Se cierran mis ojos, o quizás los de ella. Un suspiro se me escapa, o quizás a ella. Siento que de nuevo somos nosotros, solos. Quizás ella también lo sienta. Y todo queda oscuro, en silencio, tranquilo me duermo, siento que ahora ya no se alejará. Quizás ella, por fin, también lo sepa.

Y ella, ¿por fin lo comprendió? Aquí sus palabras de mano de Leila de Mi regazo

16 respuestas a “Duerme conmigo, mamá

  1. Ohhhh, qué bonito!! Qué sentimiento, unas lagrimitas se han escapado, un poco por experiencia, un poco por añoranza. Mis bebés ya no son bebés, sé que me necesitan, tienen un gran apego conmigo, pero se me hacen mayores, y es un sentimiento de alegría y nostalgia a la vez.
    Misdosyyo

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  2. Vaya! He tenido ese mismo sentimiento desde q mi hija nació, hace unos meses duerme un su camita y la echo tanto de menos a pesar de estar a 5 pasos de mi que en cuanto se despierta voy por ella y dormimos juntas recordando nuestro principio y el mejor lugar donde se puede estar… Siempre a su lado

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