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La luz de invierno. Portavelas DIY

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Llegó el invierno, la luz del día se apaga antes, el frío nos deja en casa y a nuestros pequeños revoloteando de una habitación a otra, sacando juguetes, inventando, pinceles goteando acuarela, dibujos secándose, lecturas bajo la mantita del sofá, el horno soltando el aroma de galletas, bizcocho o, quizás, pan. El invierno en casa no tiene porque ser una sucesión de tardes aburridas en casa, que acaban frente a una pantalla. Encendamos la creatividad y para iluminarla nada mejor que hacer vuestro propio portavelas. Quedaos para ver cómo encender la luz del invierno.

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Disfrutad con calma, sin prisas, que sirva para conectar con vuestros hijos, que se convierta en un momento especial y mágico en el que pequeños y mayores hacen algo juntos, creando recuerdos. Esas tardes, esa luz, serán rememorados por nuestros hijos cuando crezcan. Se convertirán en recuerdos felices, en una sonrisa cuando siendo adultos contemplen un bote de cristal y les venga a la memoria este instante. Cuando ya no seáis quiénes sois ahora, un bote os llevará de viaje a un feliz recuerdo de su infancia.

Preparad todos los materiales con antelación, poneos una música de fondo agradable, tranquila, que acompañe y guíe los sentimientos de calma y concentración. Porque este puede ser un hermoso ejercicio de relajación, vuestras mentes se centrarán en el hacer y olvidarán todo lo demás, tan necesario para niños y mayores. Sí, ellos también necesitan no pensar en nada, en no contestar a todas nuestras preguntas sobre el colegio, el parque,… ellos también quieren disfrutar del silencio. Dejaos cerca una taza de té caliente y para los más pequeños algo de picar sobre la mesa de trabajo. Así nada os interrumpirá en el proceso de crear vuestra luz de invierno.

 

 

Os harán falta botes de cristal, papel de seda de colores, pinceles y cola blanca. Preparad en un cuenco una mezcla de cola y agua en partes iguales. No temáis que sean botes de cristal, con vuestra supervisación no hay riesgo, y una vez acabado esos portavelas se convertirán en tal tesoro para vuestros hijos que ellos mismos los sabrán cuidar. Y en el caso de que se rompa, se convertirá en un momento de aprendizaje para ellos; cuidar, respetar, recoger, … y para vosotros también; paciencia, no pasa nada, están aprendiendo.

Hay que cortar y rasgar el papel, esta parte les resultará muy divertida. Y luego sólo hay que dejarles que vayan pegándolos al bote con ayuda de un pincel. Hay que asegurarse de que todo el bote queda cubierto con el papel de seda y dejarlo secar toda la noche. Dejad que los papeles se superpongan, así al encender la vela ellos mismos comprobarán cómo se mezclan los colores, dando unos tonos nuevos. No busquéis el patrón perfecto, o intentar crear un dibujo concreto, sencillamente dejad que las manos creen sin límites y, sin duda, os sorprenderá el resultado. Luego podéis hablar de los colores elegidos, por qué habéis elegido uno u otro, no hay que olvidar que la elección de unos tonos u otros más allá de las preferencias tiene que ver con nuestro estado de ánimo.

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Disfrutad del bonito momento en el que se enciende la vela, mirad la cara de vuestros hijos, sus ojos brillarán observando cómo la magia se ha creado en un bote, cómo ellos han hecho que eso suceda. Vuestras sonrisas serán la respuesta a todo.

Esto es crear no sólo con las manos y la cabeza, sino también con el corazón.

Podéis añadir todos los elementos que os parezcan, como nosotras que pusimos, cómo no, nuestras estrellas. Tres, una por cada uno de nosotros. Así cuando papá está fuera encendemos nuestra vela y brillamos los tres juntos, en familia bajo la luz del invierno.

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